Las razones de este incremento se atribuyen a una mejor calidad de vida que trae aparejado una disminución de la mortalidad infantil –producto de la presencia de agua no contaminada, mejor saneamiento y nutrición adecuada–. A su vez, el acceso a servicios de salud y educación constituyen otras causas de peso.
- En los países desarrollados las personas de más de 65 años representan alrededor del 15% de la población. La mayor proporción se encuentra en Europa y le siguen América del Norte y Oceanía.
- En los países en desarrollo el problema radica en que no cuentan con los medios para atender las necesidades de los ancianos. Existen dos regiones en el mundo donde el envejecimiento todavía no constituye un reto para la sociedad: África Subsahariana y Asia Meridional. Los países de estas dos regiones deben afrontar cuestiones más urgentes como el acelerado crecimiento de la población, la elevada mortalidad de lactantes y niños, el masivo éxodo rural y las enfermedades, como el sida.
Estas transformaciones en la esperanza de vida generan modificaciones en la composición por edades de la población, ya que progresivamente es mayor el peso demográfico de las personas de edades avanzadas.
Durante el siglo XXI estos cambios serán mucho más espectaculares: las proyecciones medias elaboradas por las Naciones Unidas elevan la esperanza de vida promedio de los 65 años actuales a los 110 ó 120 años.
Sin embargo, se presentan diferencias marcadas entre los países desarrollados y subdesarrollados.
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